1- El exorcista:
Nunca antes el Diablo estuvo tan cerca de nosotros, entro a nuestras casas cono una dulce niña que poco a poco se va transformando, una batalla entre ¿el bien?, y el mal. El Príncipe de las tinieblas estaba en nuestro ático.
Esto puede pasar en cualquier parte del mundo, es real, pero no queremos verlo. La marginación convierte a los humanos en esto, caníbales.
3- Carrie:
La venganza de aquellos que son molestados en la escuela, ¿Quién no quiso vengarse como lo hacia Carrie White?, claro, sin su fanática madre.
4- El Resplandor:
No apta para claustrofóbicos, la historia de Stephen King es superada en pantalla por el maestro Kubrick, simplemente aprensiva.
5- Suspiria:
Después de verla los reto a estudiar en un internado europeo, quien dijo que no debíamos temer a las brujas.
6- Poltergeist:
Personalmente, esta película marco mi niñez. La historia de Carol Anne, con todo y Tangina, provoco que temiéramos a la oscuridad, y deseáramos que hubiera fantasmas en las casas.
7- La Profecía:
Estamos en el año 2009, y aun creemos que el anticristo se presentara en forma de un niño con diabólica mirada y un ejército de seguidores, épico.
8- Psicosis:
El conflicto Freudiano a su máxima expresión, una escena icono de la cultura y lo peor del caso es que sucede, desconfiemos de nuestros vecinos. Busquen en la red la historia de Ed Gein.
9- El bebe de Rose Mary:
De nuevo, el Príncipe del Mal, esta vez, con un diabólico ejército de amables ancianos, pretende preñar a una joven, para encarnar en este mundo.
10- Drácula:
No es propiamente de terror, la novela lo fue en la época victoriana, pero esta versión de principios de los noventa nos mostró el lado más sexual, que romántico, del vampiro más famoso.
Mención Honorífica: El sexto sentido/Los otros/Hostal: las dos primeras, por el tema sobre natural y el manejo del giro de tuerca, innovador hace diez años, se intento imitar la forma de escribir de estas historias pero no muchos lo logran. Hostal. El slasher de la nueva década, no proviene de perturbados mentales, si no de hombres de negocios (¿o no será lo mismo?).